Efectos nocivos de los radicales libres a nuestro sistema

Para poder ingerir los alimentos que benefician la salud de nuestro cuerpo y evitar los hábitos que nos exponen a desarrollar ciertas patologías es necesario que conozcamos como actúa nuestro organismo y en función de ello tomar decisiones en pro de una salud integral.

En este contexto, es importante entender cómo afecta al cuerpo el exceso de radicales libres y de qué manera se pueden contrarrestar sus efectos nocivos.

Los radicales libres son átomos que contienen electrones desapareados (lo normal es que estén reunidos en pares), estos electrones reaccionan en contra de moléculas estables (con átomos compuestos de electrones pares) para tomar de ellas un electrón par y así lograr su propia estabilidad.

La molécula a la que se es extraído el electrón se convierte automáticamente en un radical libre, dando origen a una reacción en cadena en la que se causa el desgaste celular, a esto se le llama daño oxidativo, el cual contribuye al envejecimiento, desgaste de los órganos y a la aparición de enfermedades degenerativas como artritis, enfermedades del corazón, hipertensión, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, distrofia muscular y otras.

El cuerpo produce una pequeña cantidad de radicales libres para pelear contra bacterias y virus, pero estos son controlados por el mismo sistema a través de mecanismos antioxidantes del organismo.

Los radicales libres pueden salirse del equilibrio cuando nuestro sistema es expuesto a factores ambientales como la contaminación, el humo de cigarrillos, la radiación solar, las dietas ricas en grasas, pesticidas, entre otros.

Cuando estos factores rompen el equilibrio de radicales libres en el cuerpo, los mecanismos antioxidantes que crea el organismo no son suficientes para neutralizarlos por lo que la calidad de la dieta juega un importante papel, pues la ingesta de algunas frutas y vegetales ricos en antioxidantes, previenen el desarrollo de enfermedades.

Los alimentos ricos en antioxidantes son los que contienen vitaminas A, C y E, selenio, zinc y flavonoides. Estos nutrientes se encuentran en aceites vegetales, aceites de semilla, germen de trigo, maní, carnes, pollo, pescados, brócoli, coles, espinacas, lechuga, perejil, batatas, calabaza, zanahoria, melón, mango, hígado, manteca, yema de huevo, lácteos, atún, pimientos, coliflor, papa, tomate, banana, manzana, kiwi, naranja, fresa, nueces, champiñones y arroz.

 

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