12 años, el pronóstico de vida de una persona diagnosticada de Alzheimer

Un equipo de investigadores de Mayo Clinic descubrió que la supervivencia de los pacientes hispanoamericanos con enfermedad de Alzheimer tiende a ser más larga que en otros grupos etnoraciales, según un estudio publicado en el sitio especializado Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association. Se descubrió que los hispanoamericanos viven con la enfermedad un promedio de 12 años, a partir del momento en que aparecen los síntomas.

“El estudio empleó una de las mayores series existentes hasta la fecha de tejido cerebral donado y analizó las características demográficas y clínico patológicas de la enfermedad de Alzheimer en grupos de casos con diversidad etnoracial”, comenta la doctora Melissa Murray, neuropatóloga traslacional de Mayo Clinic e investigadora principal en la sede de Mayo en Florida.

El equipo investigativo examinó 1625 muestras de tejido cerebral y comparó el avance y duración de la enfermedad entre las personas que se identificaron a sí mismas como de origen hispano, afroamericano o blanco y no hispano.

Los pacientes hispanoamericanos presentaban los síntomas de demencia característicos de la enfermedad de Alzheimer a una edad promedio de 70 años, o sea, un año o más antes que otros grupos; tenían también más probabilidad de antecedentes familiares de demencia y hacia el final de la vida, su puntuación cognitiva era menor.

No obstante, el tiempo de duración promedio de la enfermedad de Alzheimer (tiempo de vida desde la presentación de los síntomas) fue de 12 años en los hispanoamericanos, a diferencia de 9 años entre los blancos sin origen hispano y de 8 años en los afroamericanos.

El estudio de Mayo Clinic comparó la presencia, la ubicación y la composición de las acumulaciones de proteína relacionadas con la enfermedad de Alzheimer, conocidas como ovillos, en las muestras tisulares de la cohorte Autopsia Multiétnica de Florida (FLAME, por sus siglas en inglés).

Los investigadores descubrieron diferencias sutiles entre los grupos etnoraciales en cuanto a la severidad de los ovillos, pero no las encontraron en el peso del cerebro. Los hispanoamericanos eran ligeramente más propensos a tener una variante genética, conocida como APOE ε4, sospechosa de aumentar el riesgo para la enfermedad de Alzheimer.

El estudio también descubrió diferencias en la distribución por todo el cerebro de las proteínas específicas del alzhéimer y la presencia de procesos neurodegenerativos concomitantes que podrían ser relevantes para los estudios que buscan biomarcadores para diagnosticar la enfermedad.

El estudio también exploró detalles demográficos, como la educación y el estado laboral de los pacientes, dado que se considera que ambos tienen efectos protectores contra el deterioro cognitivo. En comparación con las personas de raza blanca y sin origen hispano, se descubrió que los hispanoamericanos y los afroamericanos tenían menos años de educación, lo que coincide con otros factores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer, tales como menor posición socioeconómica y más enfermedades cardiovasculares.

“A medida que el campo avanza hacia terapias para la enfermedad de Alzheimer, hay que tomar en cuenta las diferencias etnoraciales”, explica la doctora Murray.

La científica añade que el estudio es significativo por el tamaño de las muestras tisulares de grupos con poca representación. Se contó con 67 muestras confirmadas mediante autopsia de enfermos de Alzheimer, quienes se identificaron a sí mismos como de origen hispano y en su mayoría eran oriundos del Caribe, principalmente de Cuba y de Puerto Rico, con pocos de México, Centroamérica y Sudamérica.

El estudio también incluyó muestras de tejido cerebral de 19 personas que se identificaron a sí mismas como afroamericanas. “La población de origen hispano y afroamericano tiende a estar poco representada en los estudios sobre el alzheimer, pese a que tienen un riesgo entre 1½ y 2 veces mayor de contraer la enfermedad, comparado con la gente de raza blanca sin origen hispano”, señaló.

“Esperamos que los resultados ayuden a las personas de origen hispano y afroamericano a superar las barreras históricas y culturales que contribuyen a su reticencia a participar en los estudios. Estos resultados sobre la longevidad podrían conllevar implicaciones importantes respecto a abordar las disparidad en las necesidades de los cuidadores, en la repercusión social y familiar, así como en el costo del cuidado médico”, anota la doctora Murray.

Los resultados también suscitan la siguiente etapa de investigaciones en busca de los factores que podrían influir en la supervivencia de los pacientes hispanoamericanos, dice la doctora Murray. Su equipo explorará el aporte psicosocial, como el apoyo familiar y los posibles factores neurobiológicos que incluyen a las proteínas protectoras.

Fuente: BioBio.com

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